¿Por qué nos da sueño después de comer?
A todos nos ha pasado que después de comer
nos comienza a dar sueño y lo que queremos hacer es tomar una siesta
vespertina, algunos le llaman somnolencia postprandial y otros “mal del puerco”. Pero, ¿a qué se debe esta
súbita somnolencia justo después de ingerir alimentos?
Muchos creían , y
creen, que se debe a que la sangre abandona el cerebro para ir al estómago y
facilitar la absorción de nutrientes, lo que ocasionaba la somnolencia. Sin
embargo, se ha visto que incluso en condiciones de anoxia (falta o disminución
del oxígeno) , el cerebro es el último sitio donde se reduce el flujo de
sangre. Es por eso que se ha desechado esta explicación.
Gracias a distintas investigación, se ha
visto que la razón es la inhibición de las orexinas, neuropéptidos encargados
de mantener la vigilia, por el aumento de la glucemia (niveles de glucosa en
sangre) proveniente de los alimentos digeridos.
Las orexinas, o hipocretinas, son neuropéptidos
secretados por neuronas localizadas en el hipotálamo, sobretodo en las áreas lateral, dorsomedial y
perifornical. Se conocen dos tipos de orexinas: orexina-A y orexina- B (o
hipocretina -1 y -2), las cuales son críticas para la respuesta al estado
continuo de cambio energético que regula los cambios en la vigilia, el apetito,
la liberación hormonal, la tasa metabólica,etc.. Se cree que la orexina-A es la
que tiene un papel biológico más importante. Estos péptidos activan las
neuronas monoaminérgicas y colinérgicas en el hipotálamo y el tronco encefálico
para mantener un período de vigilia largo y consolidado.
Así pues, se ha demostrado que los niveles de glucosa
afectan este sistema de orexinas, niveles bajos de glucosa estimulan a las
neuronas secretoras de orexinas, y niveles altos de glucosa las inhiben. La
leptina y la ghrelina también tienen influencia sobre dichas neuronas,
inhibiendo y estimulando, respectivamente.
El incremento de la glucosa, según estudios
elecrofisiológicos, induce hiperpolarización de las neuronas orexina
(inhibiéndoles y provocando la somnolencia), mientras que una disminución de la
misma induce despolarización de las neuronas incrementando los potenciales de
acción y , por ende, la secreción de orexinas (manteniendo la vigilia). Es
importante conocer que este mecanismo es lo suficientemente sensible para
responder a las fluctuaciones fisiológicas de la concentración de glucosa
inducidas por una comida normal. Por ende, al ingerir alimentos estos se van a
convertir en glucosa, incrementando la glucemia y ocasionando todo lo
anteriormente comentado.
Por eso, si quiere seguir despierto deberá
evitar las comidas ricas en carbohidratos o grasa; en cambio, mantendrá los ojos bien abiertos tras un
banquete de proteínas.
Así pues, esta interacción entre la glucosa y
la orexina explica, además del hecho de tener sueño después de una comida, el
insomnio cuando se tiene hambre, ya que la actividad de las neuronas es mayor
debido a la falta de glucosa en sangre.
Por último, este hecho también presente en animales,
tiene perfecto sentido evolutivo, ya que permite optimizar la energía para
buscar comida, haciendo a los organismos descansar después de haber conseguido
la comida necesaria para sobrevivir.