jueves, 25 de julio de 2024

Origen del Vanadio, o mejor dicho, del Eritronio: el elemento mexicano

El vanadio debe su nombre a la diosa Vanadis (también llamada Freyja), deidad nórdica de la fertilidad y la belleza, esposa de Odín. Fue bautizado por el sueco Nils Gabriel Sefström, quien creía haber encontrado un nuevo elemento. Pero dicho elemento, al que llamó Vanadio (por la belleza de los colores de sus disoluciones), había sido descubierto veintinueve años antes, en México.

Sucedió en 1801. El mineralogista español-mexicano Andrés Manuel del Río Fernández analizaba muestras de un mineral de plomo procedente de Zimapán (municipio del actual estado de Hidalgo) al cual denominó plomo pardo de Zimapán. De este mineral descubrió la presencia de un nuevo elemento al cual llamó, en un principio, “pancromio”, al ver la variedad de colores que presentaban sus compuestos. Poco después, lo renombró como “eritronio” debido al color rojo que tomaban sus sales al calentarlas o reaccionar con ácidos. Tras platicar sobre su descubrimiento con el naturalista Alexander von Humboldt, el alemán dudó que hubiese descubierto un nuevo elemento al suponer que en realidad era cromo, poco conocido en ese entonces. Humboldt envió una muestra del plomo pardo de Zimapán al Instituto de Francia, donde el químico Collet Descotils, analizó el mineral y dictaminó, en 1805, que no había ningún nuevo elemento, que lo encontrado por Del Río era simplemente cromo impuro. Así fue que gracias a un mal análisis, el eritronio pasó al olvido.


Fue hasta 1830 que el mineral fue redescubierto en una mina sueca por Sefström quien, al desconocer las investigaciones de Del Río e impresionado por la belleza cromática de los compuestos de este metal, lo denomina vanadio. En ese mismo año, el químico alemán Friedich Wöhler trabajaría con unas muestras del mineral de Zimapán y comprobó que el vanadio y el eritronio son el mismo elemento. Otros grandes químicos como Berzelius y Von Humboldt reconocieron el nombre original del metal y el mérito del catedrático español pero, a pesar de ésto, el nombre vikingo ha perdurado hasta nuestros días. Cuando supo esto, Don Andrés puntualizó: “El uso, que es tirano de las lenguas, ha querido que se llame vanadio por no sé qué divinidad escandinava. Más derecho tenía otra mexicana, que en sus tierras se halló hace treinta años“. En años posteriores, hubo intentos para que se le cambiara el nombre a este elemento, todos fallidos…

 

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